A partir de la década de los noventas surgió entre todos los sistemas operativos vanguardistas una opción simple, sencilla, un poco estética pero que prometía una innovación a los usuarios que prefieren modificar de manera libre el código fuente para experimentar con sus innovaciones.
Este programa fue denominado Núcleo Linux. La preferencia por el mismo y la cooperación de varios usuarios en la labor de Linus Torvals (estudiante universitario) permitió una adecuación a los estándares de uso.
Posterior a la creación del núcleo, se llevó acabo la adaptación del mismo al Proyecto GNU dirigido por Richard Stallman. Esta combinación originó lo que conocemos hasta el día de hoy como el Sistema Operativo GNU/Linux (conocido por el público como Linux) que es el preferido por muchos usuarios a nivel mundial.
Ahora, muchos se preguntarán acerca del surgimiento de las diversas versiones de Linux que han visto la luz en este mercado tan competitivo. Esto se debe a que son recopilaciones de paquetes de distribución personalizados (distro) que brindan un soporte doméstico, empresarial y para programadores especializados. La composición de los mismos es sencilla: Un núcleo Linux que permite una constante actualización (Kernel) y herramientas/bibliotecas/software de información y utilidad variada.
Cabe destacar que la seguridad y ataque de malware en cualquiera de los paquetes de distribución es mínimo. Por ello, la preferencia del sistema operativo para la prueba de programas de riesgo, creación de software y sobre todo un trabajo pulcro y eficiente de los mismos.
Finalmente, a nivel del usuario práctico, existen paquetes de distribución que han ganado la preferencia por su interfaz sencilla y muy estética; además de ser intuitivos para todos. Tenemos a Ubuntu, Linux Mint, Fedora, Debian y entre otros. En conjunto, buenas opciones para ir probando en caso que el Sistema Operativo Windows (y derivados) llegue a saturar un poco nuestras mentes y PC´s.